
05 Mar Somos muchas subpersonalidades
Esto es totalmente contrario a lo que te van a contar en primero de Psicología cuando estudias las Teorías de la Personalidad y tengas que tragarte una serie de mentiras incongruentes sobre polaridades simplistas y clasificaciones patológicas. Yo apuesto a lo grande, y apuesto a que somos mucho más de lo que nos han vendido.
La idea de tener muchas subpersonalidades que juntas conforman una sola y única esencia, cuadra con todas nuestras contradicciones y conflictos internos, que nos empeñamos en negar o relativizar de cara al público. Mostramos aquellas máscaras del lado A pero dejamos el lado B en la penumbra, librando su propia lucha en solitario y generando ira, culpa, vergüenza, tristeza, en una fábrica de emociones perturbadoras.
Somos muchas subpersonalidades y el reto está en escucharlas a todas y mediar con las aparentemente necesidades contradictoras que yacen de cada una de ellas. Podemos hacer una lista preguntándonos «¿quién soy yo?» y ver todos los personajes que van emergiendo: soy la madre, la niña, la víctima, la agresora, la seductora, la saboteadora, la idealista, la visionaria, la mística, etc. Y ¿cómo y cuando se manifiestan mis subpersonalidades?, ¿qué necesita cada una de ellas para que deje de estar en conflicto en mi vida diaria?
Puede ser complicado en nuestra sociedad aceptar, así sin más, que a veces he sentido el impulso de agredir a alguien, o he pensado que sé más que el resto del mundo, o me he movido por interés y no por cariño. La cuestión es, aceptarlo sin juicio. De lo contrario, estaremos siempre luchando con todo lo que somos y, en consecuencia, seremos menos libres de eso que creemos que somos.
El motivo por el cual muchas veces queremos hacer algo y nos lo proponemos pero acabamos por no hacerlo o algo nos falla, es porque no escuchamos a, como yo digo «todo el equipo». Si pensamos que somos muchas subpersonalidades y que cada una pone una condición a como quiere que se haga una cosa determinada, deberemos de negociar escuchando a todas esas voces por igual. Aquí, tenemos que ser suficientemente humildes como para aceptar que somos también aquello que no nos gusta ser.
En última instancia, la idea es acercarse cada vez al centro, donde está ese vacío contenedor del todo. En el centro, donde dejo de identificarme con todas mis subpersonalidades pero las utilizo en mi vida práctica y concreta. El centro donde mis emociones no toman el control sino que simplemente me dan los códigos para leer la realidad y el impulso que requiera el hecho de energetizarme cuando lo crea necesario.
Silvio
Publicado a las 07:09h, 08 marzoGracias Silvio. Un abraZO.