30 Ene El por qué no creo en los libros de autoayuda comercial

Hace unos cuantos años que está de moda la psicología positiva y el coaching «tupuedescontodo» con los libros de autoayuda, que se venden como píldoras mágicas para cambiar nuestra vida y ser felices de una vez por todas.

Seguro que si tu has leído un libro de autoayuda habrás experimentado, a cierto punto de su lectura, como una fuerza interna en forma de motivación y positivismo emergía de dentro tuyo. Y te sentías poderosa. Y confiado en ti para lograr cualquier cosa.

Y quizás durante un par de semanas experimentabas ciertos cambios en tu vida, producto de tu fugaz giro actitudinal frente a ella. Pero se quedó en eso, porque después vinieron de nuevo las dificultades y volviste a los antiguos pensamientos y las emociones de repetición tan conocidas por ti.

A continuación te voy a contar mis 3 razones por las cuales siento y sé de propia experiencia por qué los libros de autoayuda no ayudan.

1. Tenemos heridas y deseos diferentes

Los libros de autoayudan están basados en problemas generales o conceptos/creencias sociales sobre cómo debería de ser nuestra vida.

Naturalmente que todos sufrimos o tenemos etapas de más o menos dolor. A todos se nos ha muerto alguien cercado, hemos sufrido por amor, nos hemos hartado de nuestro trabajo o nos hemos sentido vacíos y perdidos ante tanta locura consumista.

No obstante, si algo me ha dado la experiencia en terapia, es que cada persona tiene sus heridas y, a menudo, necesitamos cosas distintas. Aunque nuestro objetivo final sea la felicidad o lograr cierto estado de bienestar, eso no implica que tengamos orígenes y/o caminos vitales similares.

Los libros de autoayuda ofrecen soluciones a modo de manual de instrucciones como si fuéramos churros exactos sin capacidad para pensar por nosotros mismos. Y, en terapia, me harto de decir que ¡no existe ningún manual de instrucciones! cada cual tiene su manual, y deberá encontrarlo y perfeccionarlo con la autobúsqueda y el trabajo de conciencia individual.

2. La autoayuda se carga el proceso en pos de las metas

No digo que no sea necesario estructurar un plan de objetivos. Existen muchas circunstancias donde saber hacia donde queremos ir y definir esa manera en objetivos y metas es casi imprescindible. No obstante, lo más importante del destino es y será siempre el viaje.

Al final, el destino queda reducido en algo circunstancial cuando somos capaces de vivir el viaje aprovechándolo al máximo, aprendiendo de nuestros errores y mejorando día tras día, con voluntad, disciplina y valentía.

Los libros de autoayuda prácticamente no nombran el proceso que, además, suele ser más largo y costoso de lo que nos anuncian, con las denominadas recaídas y los bloqueos internos obstaculizándonos el logro de las metas.

El proceso implica tocar las heridas y traumas albergados desde nuestra infancia. Implica romper con las creencias familiares preestablecidas, desafiar nuestra pertenencia al clan y correr riesgos que jamás podríamos imaginar practicar.

El proceso es hacerse responsable y ser coherente con lo que quieres ser en tu vida. Es comprometerse constantemente con los retos y desafíos vitales, afrontarlos y bajar a las trincheras si es necesario.

Está claro que el proceso no es políticamente correcto desde el punto de vista comercial. No da trabajo a los del marketing del coaching y la autoayuda. Y probablemente perderían millones en sus ventas si nos dieran toda la información.

3. La autoayuda rechaza la sombra

Puede que en el 90% de los libros de autoayuda que he leído (y créeme que no han sido pocos…), han borrado de un batacazo la parte más importante para lograr algo parecido a la felicidad que promulgan: nuestras sombras.

Somos seres duales, pero nuestra sociedad se harta de rechazar nuestra unilateralidad oscura, diciéndonos que solo te van a querer por tu unilateralidad virtuosa. Y lo que suele suceder cuando uno tapa sus sombras más de lo que ya por repetición tiene tapadas, es que éstas salen como auténticos demonios cuando el entorno no nos lo pone fácil. Y caemos en más depresión, en más drogradicción o en más violencia. Porque queremos lograr el placer extremo y lo queremos lograr ya. Porque nos han dicho que podemos.

Cuando no atiendes lo que tu inconsciente te está tratando de decir, cada vez resultará más difícil lanzarse al positivismo y a la sonrisa permanente. Y para atender tus sombras vamos a necesitar de ayudar objetiva y profesional, y probablemente será un largo camino de ensayo y error, un bajar a las profundidades del pozo para poner un poco de orden y limpieza entre -hablando claro- nuestra propia mierda.

Y es que las sombras siempre van a estar ahí, por mucho que los libros de autoayuda se empeñen en borrarlas del mapa. Y el potencial que tienen es exponencialmente más grande que el de las virtudes y luces que tenemos más a mano en nuestro día a día. Porque cuando somos capaces de ver toda nuestra dualidad, curiosamente podemos trascenderla cada vez más rápidamente y lograr esa paz interior que bien podría ser aquello a lo que llamamos felicidad, o algo parecido ;).